Hacía mucho tiempo que no hablaba de ningún restaurante, tenía ganas de conocer alguno nuevo y la celebración de mi cumpleaños parecía una fecha perfecta. Para esta ocasión tan especial mi querida novia eligió el Brulé.
El Brulé es un restaurante con poca antigüedad en León. Está situado en la Calle Ramón Álvarez de la Braña, 1, en pleno centro de la ciudad. Esta calle está un poco alejada del «jaleo» del Barrio Húmedo, pero en 10 minutos podemos llegar.
El Restaurante
Lo primero que llama la atención de este restaurante es su mural iluminado.
Seguimos observando y nos encontramos con una decoración ligeramente retro. Como no soy decorador no se si tiene alguna denominación en particular, pero a mi me pareció un poco vintage.
No se cuál será vuestra opinión, si alguien sabe más sobre este estilo que me deje un comentario. La única pega que pude notar es que las mesas son demasiado pequeñas, sin embargo no fue un problema para comer, ya que nos trajeron los platos de uno en uno (todo era para compartir).
Esto es la bajada al baño, el mural es muy llamativo.
Después de este pequeño paseo por el Brulé, vamos a ver lo que realmente interesa, la comida.
La Cena del Brulé
Su carta no es demasiado extensa, aunque tampoco es tan pequeña como la del Castrillo. Decidimos, como en otras ocasiones, pedir varios platos para compartir.
El primer plato fue tempura de langostinos:
Este plato era una auténtica delicia, según hemos leído en otras críticas, es uno de los platos estrella de su carta, y no es para menos. Si vas al Brulé, es un plato indispensable. Si tuviera que poner una pega, siendo tiquismiquis, diría que me supo a poco, yo quería más langostinos 🙂
De segudo plato, otro acierto total, pedimos unas mollejas con mojo. Somos muy aficionados a las mollejas, me parece uno de los ingredientes mas exquisitos de la cocina española.
Este plato resultó ser espectacular. Nunca habíamos comido las mollejas cocinadas así, uno de los mejores platos que hemos probado en mucho tiempo. Las mollejas no gustan a todo el mundo, tienen una textura un poco particular, no obstante, en este plato eran un poco diferentes, sin duda recomiendo esta ración.
Pedimos un tercer plato. Tacos de ibérico, con sus correspondientes tortitas.
Este fue el plato con menos gracia de todos. Nos gustó pero no nos emocionó del mismo modo que los dos anteriores. Es un plato que podría hacer yo en mi casa, carne mechada con especias y lima. No está a la altura del resto. De todos modos nos lo «zampamos» con mucho gusto.
Para terminar decidimos compartir un postre. No recuerdo el nombre, cremoso de no se qué (lo siento):
La imagen no le hace justicia. Se trataba de un postre realmente delicioso pero muy pequeño. Su precio de 8 eurazos nos pareció excesivo, aunque nos encantó.
Conclusión
El Brulé es un restaurante totalmente recomendado. Tiene algunas pequeñas pegas sin demasiada importancia. Un postre excesivamente caro, una carta de vinos escasa, unas mesas pequeñas. Tres datos que no empañan la experiencia final de este estupendo restaurante leonés. El precio tampoco fue excesivo, pero tampoco barato, está en la línea de lo que solemos ver en la ciudad: 63€ en total.
La atención me pareció correcta y amable. Para concluir, solo me queda recomendar este restaurante. Os encontraréis con platos innovadores y notables.
¿Quizás conoces ya el Brulé? ¿Que te ha parecido? Déjame un comentario, me encantaría saber las opiniones de la gente.